Calle 168 #52-38 Bogotá, Colombia

21 Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, le pusieron por nombre Jesús, el nombre dado por el ángel antes de que Él fuera concebido en el seno materno.

22 Cuando se cumplieron los días para la purificación de ellos, según la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor 23 (como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón que abra la matriz[a] será llamado santo para el Señor), 24 y para ofrecer un sacrificio conforme a lo dicho en la Ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones. 25 Y[b] había en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón; y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. 26 Y por el Espíritu Santo se le había revelado que no vería la muerte sin antes ver al Cristo[c] del Señor. 27 Movido por[d] el Espíritu fue al templo. Y cuando los padres del niño Jesús le trajeron para cumplir por Él[e] el rito de la ley, 28 él tomó al Niño[f] en sus brazos, y bendijo a Dios y dijo:

29 Ahora, Señor, permite que tu siervo se vaya
en paz, conforme a tu palabra;
30 porque han visto mis ojos tu salvación
31 la cual has preparado en presencia de todos los pueblos;
32 luz de[g] revelación a los gentiles,
y gloria de tu pueblo Israel.

33 Y los padres del niño[h] estaban asombrados de las cosas que de Él se decían. 34 Simeón los bendijo, y dijo a su madre María: He aquí, este Niño ha sido puesto para la caída y el levantamiento[i] de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción 35 (y una espada traspasará aun tu propia alma) a fin de que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. 36 Y había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Ella era de edad muy avanzada[j], y había vivido con su marido siete años después de su matrimonio[k], 37 y después de viuda, hasta los ochenta y cuatro años. Nunca se alejaba del templo, sirviendo noche y día con ayunos y oraciones. 38 Y llegando ella en ese preciso momento[l], daba gracias a Dios, y hablaba de Él a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.