Calle 168 #52-38 Bogotá, Colombia

16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía[a] dentro de él al contemplar la ciudad llena de ídolos. 17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y con los gentiles temerosos de Dios, y diariamente en la plaza con los que estuvieran presentes. 18 También disputaban con él algunos de los filósofos epicúreos y estoicos. Y algunos decían: ¿Qué quiere decir este palabrero[b]? Y otros: Parece ser un predicador de divinidades extrañas[c] —porque les predicaba a[d] Jesús y la resurrección. 19 Lo tomaron y lo llevaron al[e] Areópago[f], diciendo: ¿Podemos saber qué es esta nueva enseñanza que proclamas[g]? 20 Porque te oímos decir[h] cosas extrañas; por tanto, queremos saber qué significan. 21 (Pues todos los atenienses y los extranjeros de visita allí, no pasaban el tiempo en otra cosa sino en decir o en oír algo nuevo.) 22 Entonces Pablo poniéndose en pie en medio del Areópago[i], dijo: Varones atenienses, percibo que sois muy religiosos[j] en todo sentido. 23 Porque mientras pasaba y observaba los objetos de vuestra adoración, hallé también un altar con esta inscripción: AL[k] DIOS DESCONOCIDO. Pues lo que vosotros adoráis sin conocer, eso os anuncio yo. 24 El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres, 25 ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que Él da a todos vida y aliento y todas las cosas; 26 y de uno[l] hizo todas las naciones del mundo[m] para que habitaran sobre toda la faz de la tierra, habiendo determinado sus tiempos señalados y los límites de su habitación, 27 para que buscaran a Dios, si de alguna manera, palpando, le hallen, aunque no está lejos de ninguno de nosotros; 28 porque en Él vivimos, nos movemos y existimos[n], así como algunos de vuestros mismos poetas han dicho: «Porque también nosotros somos linaje suyo». 29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la naturaleza divina sea semejante a oro, plata o piedra, esculpidos por el[o] arte y el pensamiento humano. 30 Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan, 31 porque Él ha establecido un día en el cual juzgará al mundo[p] en justicia, por medio de un Hombre a quien ha designado, habiendo presentado pruebas a todos los hombres al resucitarle[q] de entre los muertos.

32 Y cuando oyeron de la resurrección de los muertos, algunos se burlaban, pero otros dijeron: Te escucharemos otra[r] vez acerca de esto. 33 Entonces Pablo salió de entre ellos. 34 Pero algunos se unieron a él y creyeron, entre los cuales estaban[s] Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y otros con ellos.