Calle 168 #52-38 Bogotá, Colombia

Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad a Jesús, el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe[a]. El cual fue fiel[b] al que le designó[c], como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios[d]. Porque Él ha sido considerado digno de más gloria que Moisés, así como el constructor de la casa tiene más honra que la casa. Porque toda casa es hecha por alguno, pero el que hace todas las cosas es Dios. Y Moisés fue fiel en toda la casa de Dios[e] como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir más tarde; pero Cristo fue fiel como Hijo sobre la casa de Dios[f], cuya casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin nuestra confianza y la gloria[g] de nuestra esperanza. Por lo cual, como dice el Espíritu Santo:

Si oís hoy su voz,
no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación,
como en el día de la prueba en el desierto,
donde vuestros padres me tentaron al ponerme a prueba,
y vieron mis obras por cuarenta años.
10 Por lo cual me disgusté con aquella generación,
y dije«siempre se desvían en su corazón,
y no han conocido mis caminos»;
11 como juré en mi ira:
«No entrarán en mi reposo».

12 Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse[h] del Dios vivo. 13 Antes exhortaos los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado. 14 Porque somos hechos[i] partícipes de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad, 15 en cuanto se dice:

Si oís hoy su voz,
no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.

16 Porque ¿quiénes, habiendo oído, le provocaron? ¿Acaso no fueron todos los que salieron de Egipto guiados por Moisés? 17 ¿Y con quiénes se disgustó por cuarenta años? ¿No fue con aquellos que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? 18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a los que fueron desobedientes? 19 Vemos, pues, que no pudieron entrar a causa de su incredulidad.

Por tanto, temamos, no sea que permaneciendo aún la[j] promesa de entrar en su reposo[k], alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque en verdad, a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva, como también a ellos; pero la palabra que ellos oyeron[l] no les aprovechó por no ir acompañada por la fe en[m] los que la oyeron. Porque[n] los que hemos creído entramos en ese reposo, tal como Él ha dicho:

Como juré en mi ira:
«no entrarán en mi reposo»,

aunque las obras de Él estaban acabadas desde la fundación del mundo. Porque así ha dicho en cierto lugar acerca del séptimo día: Y Dios reposó en el séptimo día de todas sus obras; y otra vez en este pasajeno entrarán en mi reposo. Por tanto, puesto que todavía falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes antes se les anunció la buena nueva no entraron por causa de su desobediencia[o], Dios otra vez fija un día: Hoy. Diciendo por medio de[p] David después de mucho tiempo, como se ha dicho antes:

Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.

Porque si Josué[q] les hubiera dado reposo, Dios no habría hablado de otro día después de ese. Queda, por tanto, un reposo sagrado para el pueblo de Dios. 10 Pues el que ha entrado a su reposo[r], él mismo ha reposado de sus obras, como Dios reposó de las suyas. 11 Por tanto, esforcémonos por entrar en ese reposo, no sea que alguno caiga siguiendo el mismo ejemplo de desobediencia.

 

12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir[s] los pensamientos y las intenciones del corazón. 13 Y no hay cosa creada oculta a su vista[t], sino que todas las cosas están al descubierto[u] y desnudas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.

14 Teniendo, pues, un gran Sumo Sacerdote que trascendió[v] los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe[w]. 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotrospero sin pecado. 16 Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.