Calle 168 #52-38 Bogotá, Colombia

Profecía1a que tuvo en visión el profeta Habacuc.

 ¶2 ¿Hasta cuándo, oh Señor, pediré ayuda,

y no escucharása,

clamaré a ti: ¡Violencia!

y no salvarásb?

 3 ¿Por qué me haces ver la iniquidada,

me haces mirar la opresión?

La destrucción y la violencia están delante de míb,

hay rencilla y surge discordiac.

 4 Por eso no se cumple1 la leya

y nunca prevalece2 la justicia3.

Pues el impío asedia al justob;

por eso sale pervertida la justicia3c.

 ¶5 Mirad entre las naciones, observada,

asombraos, admiraosb;

porque haré1 una obra en vuestros días

que no creeríais si se os contarac.

 6 Porque he aquí, yo levanto a los caldeos1,

pueblo feroz2 e impetuosoa,

que marcha por la anchura de la tierra

para apoderarse de moradas ajenasb.

 7 Imponente y temible esa;

de él mismo proceden su justicia1 y su grandezab.

 8 Sus caballosa son más veloces que leopardos

y más astutos1 que lobos al anochecerb.

Al galope vienen sus jinetes2,

sus jinetes vienen de lejos,

vuelan como águilac que se precipita a devorar.

 9 Vienen todos ellos para hacer violencia,

su horda de rostros1 avanzaa,

recoge cautivos como arena.

 10 Se mofa de los reyesa,

y los gobernantes le son motivo de risa;

se ríe de toda fortalezab,

amontona escombros para tomarlac.

 11 Entonces pasará como el vientoa y seguirá,

y se le tendrá por culpableb,

porque hace de su poderc su dios.

 ¶12 ¿No eres tú desde la eternidad,

oh Señor, Dios mío, Santo míoa?

No moriremos.

Oh Señor, para juicio lo has puestob;

tú, oh Rocac, lo has establecido para corrección.

 13 Muy limpios son tus ojos para mirar el mala,

y no puedes contemplar la opresión.

¿Por qué miras con agradob

a los que proceden pérfidamentec,

callasd cuando el impío tragae

al que es más justo que él?

 14 ¿Por qué1 has hecho a los hombres como peces del mar,

como reptiles que no tienen jefe?

 15 A todos los saca con anzueloa el pueblo invasor,

los arrastra con su red

y los junta en su mallab.

Por eso se alegra y se regocija,

 16 por eso ofrece sacrificio a su red

y quema incienso1 a su malla,

pues gracias a ellas su pesca2 es abundante3a,

y suculenta4 su comida.

 17 ¿Vaciará, pues, su reda

y seguirá matando sin piedad a las nacionesb?

CAPITULO 2

1 Estaré en mi puesto de guardiaa,

y sobre la fortaleza me pondré;

velaréb para ver lo que Él me dicec,

y qué he de responder cuando sea reprendido1.