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Si a usted le piden una descripción de usted mismo, ¿se describiría como impuro? ¿Alguno de nosotros se considera a sí mismo impuro? No creo que sea la primera descripción de nosotros mismos que viene a nuestra mente. Seguramente habrá quienes después de meditarlo un rato diría, “pues sí una descripción mía sería que soy impuro”, pero muy posiblemente habrá quienes digan, “no, yo no soy impuro”. Y supongo que hay esos dos tipos de persona entre nosotros.
 
El mensaje que traigo hoy para ustedes es que si no somos impuros, no entraremos en el reino de los cielos. Eso suena raro, y supongo que están tratando de entender lo que estoy diciendo, debe haber una cascarita o algo así, porque lo lógico es pensar que solo los puros entran al reino de los cielos, y de hecho así lo dicen los salmos: “¿Quién subirá al monte de Dios? El de manos limpias y corazón puro” (Salmo 15). Pero hoy mi mensaje es que si no somos impuros, no entraremos en el reino de los cielos. Y estoy convencido de que este mensaje no es contradictorio con la Biblia.